jueves, 26 de marzo de 2020

El aplazamiento de Tokio y la historia de las cancelaciones olímpicas





Desde su restauración moderna en 1896, cuando los Juegos Olímpicos​ volvieron a la cuna –Grecia– su tradición de “cada cuatro años” como indica el término Olimpiada se cumplió casi religiosamente, más allá de los contratiempos políticos, históricos y sociales. Solamente el estallido de las dos Guerras Mundiales obligó a su cancelación. Y es ahora un drama humanitario, una pandemia como el coronavirus, que obliga a una medida sin precedentes: el aplazamiento. Algo a lo que el COI se resistió hasta último minuto pero que, más allá del gigantesco agujero financiero en la organización, no admitía más discusiones.
Desde que avanzó la pandemia por todo el mundo, se suspendieron todas las competiciones deportivas internacionales, casi todos los atletas tuvieron sus detener su preparación (justamente en uno de sus momentos claves, del armado de su base física hacia los Juegos). Y en muchos deportes, ni siquiera se había completado la fase de clasificación, por lo que no había oportunidad de tener un sistema justo de participación.
Con una inversión de 40 mil millones de dólares en la organización de los Juegos, el impacto de este año sobre Japón podría llegar al 1,5% de su PBI, mientras que entre su gobierno y el COI ​tendrán que ver cómo atenuar otras pérdidas (o reorientarlas): 2.700 millones de dólares de ingresos por derechos de TV, 800 millones por venta de entradas y una cifra aún no definida, pero igualmente notable, por patrocinios.

La leyenda indica que en la época antigua –aquella que había surgido en el 776aC- los Juegos no se detenían siguiera durante las guerras. Al contrario, se detenían las guerras para celebrar los Juegos. Una visión un tanto romántica, no fue tanto así. Pero el emperador romano Teodosio, convertido al cristianismo, ya en el 339 de nuestra era abolió “esa costumbre pagana” de los Juegos Olímpicos y su sucesor, Teodosio II, fue todavía más lejos: ordenó destruir las construcciones de Olympia.
Pasarían más de 1.500 años y un mundo completamente distinto se preparó para celebrar al deporte. El impulso del Barón Pierre de Coubertin, el renacimiento griego –después de independizarse del imperio Turco- y el florecimiento de las actividades deportivas en los círculos universitarios, fueron los pilares.
Una asamblea en la Sorbona, París, en 1894 con el Barón de Coubertin como secretario y el líder griego Dimitrios Vikelas como presidente designó a Atenas para la sede de los primeros Juegos modernos, celebrados entre el 25 de marzo y 3 de abril de 1896. El filantropista George Averoff fue el artífice del Estadio Panathinaikos, sobre las ruinas del antiguo estadio de Herodes y recibieron recibió a 311 atletas de trece países en esa edición inaugural. Los griegos cosecharon 47 medallas, entre ellas la de la prueba por antonomasia entre las clásicas, el maratón, ganado por un campesino, Spyridon Louis.
El ciclo olímpico se cumplió hasta que la primera Guerra Mundial (1914-1918) obligó a la cancelación de 1916, que se había asignado a Berlín.
Y lo mismo sucedió dos décadas más tarde. La sesión del COI en una Berlín ya en poder de los nazis y que fuera sede de los Juegos de 1936 -los intentos de boicotear esos Juegos que Hitler y sus acólitos utilizarían como formidable instrumento de propaganda fueron tenues- y se designó a Tokio como sede de los Juegos de 1940.
“Los Juegos Olímpicos deben venir naturalmente a Japón. Si no es el caso, la razón será forzosamente injusta”, afirmaba Jigoro Kano, miembro nipón del COI y líder de la candidatura. A la vez, sostenían que sería un «homenaje» a los más de dos milenios de su imperio…
El COI aprobó la sede de 1940 para Tokio (y los Juegos de Invierno para Sapporo, también en Japón). Pero la invasión japonesa a China en 1937, prefigurando los horrores de la Segunda Guerra Mundial, terminaron con aquella ilusión. Aunque Helsinki también quedó como sede alternativa, en 1938, la invasión de Hitler a Polonia, que desató la Segunda Guerra Mundial, arrasó con todo. No hubo Juegos en 1940 (ni Tokio, ni Helsinki) y tampoco en 1944 (una sede asignada a Londres, que finalmente los recibió en 1948).
La oportunidad para los Juegos en el continente asiático recién se concretó en 1964, en una Tokio que dejaba atrás la destrucción y que pudo disfrutar de una fiesta vibrante (también Sapporo tendría sus Juegos de invierno). La capital japonesa se convirtió en la primera del continente asiático en recibir los Juegos Olímpicos, algo que posteriormente pudieron disfrutar Seúl y Beijing
Aquellos 60 constituían una época de plena confrontación EE.UU-URSS, que se daba también en todos los planos deportivos, y fue en dichos Juegos donde los soviéticos terminaron adelante. El deporte mundial pudo admirar en Tokio a un pesista como Leonid Zhabotinsky, a un mediofondista de la calidad del neocelandés Peter Snell (autor del doblete 800/1.500 metros y fallecido hace pocas semanas), a un nadador excepcional como Don Schollander, a un boxeador emergente como Joe Frazier, quien luego se convertiría en campeón mundial de los pesados y épico rival de Cassius Clay.
También, sin dudas, a un maratonista como el etíope Abebe Bikila quien, pese a ser operado de apendicitis apenas unas semanas antes, retuvo su título conquistado en Roma y pulverizó la marca mundial de la distancia…
Los Juegos Olímpicos atravesaron, posteriormente, otros momentos graves, boicots y amenazas. Sin dudas, el más dramático, con la masacre que causaron los terroristas entre atletas israelíes en Munich, en 1972. Cuatro años más tarde, la mayoría de los países africanos se ausentaron de los Juegos de Montreal por la presencia de quienes mantenían relaciones con el régimen racista de Sudáfrica. En 1980, Estados Unidos, con Jimmy Carter en la presidencia, decretó el boicot a los Juegos organizados en Moscú, los primeros en suelo “comunista”, en protesta por la invasión a Afganistán. Muchos países lo acompañaron. El bloque socialista –con la Unión Soviética y la poderosa Alemania Oriental al frente- le devolvió la gentileza en los Juegos siguientes, en Los Angeles. Unos quince países faltaron a la cita californiana, en el mismo escenario donde se habían realizado los Juegos del 32, y entre los países del llamado área socialista tan sólo Rumania desoyó el llamado soviético.
En los casos de ambos boicots, ambos resintieron la calidad deportiva de los Juegos, sobre todo en deportes como el atletismo, la gimnasia y la natación: por la sombra de la intromisión política y por la cantidad de grandes atletas que sufrieron la privación de medallas por las que tanto habían luchado: desde los Carl Lewis y Al Oerter para Moscú como los Bubka o Sotomayor para la cita siguiente.
Desde entonces, hubo episodios más chicos (Corea del Norte, con Cuba en solidaridad) faltaron a Seúl 88, pero el pacifismo y los intereses del deporte fueron prevaleciendo y la palabra boicot se evaporó. Ahora, una pandemia arrasó con todos, sin distinción política alguna.


DIARIO CLARIN / Por LUIS VINKER

jueves, 19 de marzo de 2020

campeonatos supendidos


Se han suspendido todas las competencias de orden local e internacional hasta nuevo aviso por las causa ya por todos conocidas. 
Torneos de combinadas de Chile
Nacional de Cross country de Viedma
Nacional de Ruta de Comodoro
Mercosur de Porto Alegre

miércoles, 11 de marzo de 2020

Nacional de Pruebas Combinadas

Campeonato nacional de pruebas combinadas
Organiza: ASAM
Fecha: 15 y 16 de Agosto en salta
Avenida Entre Rios , Ciudad de Salta
Telefono: 0387 431-5252
Antes disponia de alojamiento barato en el lugar, un cenard mas pequeño...

martes, 10 de marzo de 2020

Nacional master de pista y campo


Campeonato Nacional de Pista y Campo 2020
Organiza: A.M.A.E

Fecha: 4 - 5 y 6 de septiembre de 2020



Centro Provincial de Educación Física 3 Hugo La Nasa- Dirección: Bvard. Irigoyen 396 - (CP: 3260) Concepción Del Uruguay, Uruguay, provincia de Entre Ríos.

San Luis 2022