Esto fue publicado por la revista de
Atletismo “A sus Marcas”, allá por los años `80, que editaba el Club Argentino
de Atletismo, dirigida por Gerardo Bonnoff (ex Record Nacional de 100 mts llanos).
Consideramos muy interesante y que debería
ser leído con atención por aquellos que acostumbran a copiar literalmente
los planes de entrenamiento realizados
por grandes Atletas y aplicarlos posteriormente a principiantes con las fatales
consecuencias que ello trae consigo.
Esperemos les guste y también nos ayude a
reflexionar.
El
cuatrocentista murió al
amanecer…..
El día
había empezado mal para mí por esa costumbre que se han tomado los planilleros
de preguntarle a uno el año de nacimiento, antes de anotarlo en una prueba. Basta decir 1949
para que se dieran vuelta hasta los cronometristas, mientras los chicos se
codean, como para que nadie se pierda al “fenómeno”.
Cuando
lo parlantes de Gimnasia y Esgrima anunciaron casi sin piedad que un servidor había
marcado 58 segundos y fracción para los 400 mts, enfilé hacia la salida a mucha
mayor velocidad que la que había mostrado en la pista, pero no la suficiente
como para evitar que alguien me susurrara algo referente a unas muletas.
Mientras
caminaba por el lago me dije: Acá hay que tomar medidas y no las de la pista,
porque no hay dudas que son 400 mts. Si
dejar de fumar por una semana, comer todo lo que me apareció ante mi vista, y
beber sólo gaseosa no alcanzó más que para rebanarle unas décimas al minuto,
acá hay algo que esta fallando.
Una
parte de mi conciencia me decía: lo que falla es la libreta de enrolamiento; la
otra le adjudicaba el problema a la falta de un entrenamiento adecuado.
Como
uno no es de entregarse así nomás, estuvo de acuerdo con la segunda sección de
mi conciencia; y el lunes me personé en la librería de Don Gerardo, para
llevarme por el equivalente a tres almuerzos de parado en el centro, el libro
“Técnicas del atletismo” de Mortensen y Cooper, una ganga.
Ansioso
por encontrar el informe para salir de perdedor, esa misma noche me devoré el
libro.
Cuando
en la página 13 hablando de de la búsqueda de Atletas, los autores dicen:” En
general, los Atletas mejor condicionados físicamente para conseguir descollar
en la prueba de 400 mts. Son los de tipo enjuto y ligero”; yo me froté las
manos pensando que estos señores habían hecho un trabajo a mi medida.
Desesperado
por conocer mi tabla de salvación, me fui (saltando algunas páginas) derecho al
capitulo de entrenamiento para 400 mts.
De
las variantes propuestas elegí la que en la página 91 califican”….proyecto para
Atletas veteranos y curtidos, cuya madurez permite intentar establecer alguna
marca”.
Se
me estaba dando todo; “veterano y curtido… ¿Quién otro mas que yo?
Para
el lunes; el menú indicado era “correr 6 veces 500 metros marcando un
tiempo aproximado de 1 minuto 17
segundos y 5 décimas”. Ahí pensé, ¿Qué pasa si uno las ejecuta en 1 minuto 17
segundos y 6 décimas?... ¿no vale y hay que empezar de nuevo?... ¿habrá que
injertarse un cronómetro en el cerebro?...bueno, detalles secundarios que
obvié, porque el lunes ya había pasado y venía el martes.
“Martes: hacer 15 carreras de 200 metros en 24 ó 25
segundos, aproximadamente cada una “.
Yo
pensé; el Domingo quemando hasta el
último de mis pocos glóbulos rojos conseguí correr 200 metros en 24.9 pero
si Mortensen me dice que lo debo repetir 15 veces, ¿quien soy yo para negarme?
Mi
ansiedad a esta altura no tenia limites y llegué al miércoles.
“Miércoles. Correr 8 veces 400 metros en 57
segundos aproximadamente, cada carrera”.
Genial;
matemático, si uno puede correr 8 veces los 400 metros en 57
segundos en un entrenamiento, ¿como no va a bajar los 58 segundos en la
carrera?
Besé
el libro emocionado y ahí al correrse las páginas tuve la primera desilusión ya
que leí que el libro era la quinta edición de una publicación de 1960.
Tomé
la calculadora y comparando records corregí la tarea para el día Miércoles:”
correr 8 veces 400 metros
en 47 segundos aproximadamente, cada carrera”; al mismo tiempo 200 metros en 21 ó 22
segundos, aproximadamente cada una”.
Esto decía el libro íntimo del
seudo-Atleta Manuel Vila, que apareció perdido en una pista de la ciudad de
Buenos Aires, el
martes 21 de septiembre de 1982.
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